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Capítulo 4: Nuevas Conexiones

  [órbita de Arkanis III – Hangar improvisado de la Xyran]

  Las herramientas resonaban con un ritmo casi alegre mientras Rho Jin-Tao se movía alrededor del núcleo auxiliar, tarareando una melodía olvidada de los barrios bajos de Draconis Prime. Su entusiasmo contrastaba con el interior apagado y austero de la Xyran.

  —?Sabías que tu sistema de regeneración de escudos es una obra de arte? —dijo Rho, como si hablara con un viejo amigo—. Esto ni siquiera debería funcionar con esta tecnología... pero lo hace. Me estás volando la cabeza, chica.

  —Unidad de reparación: Rho Jin-Tao. Integración parcial aceptada. Nivel de acceso: técnico auxiliar —respondió la nave con voz neutral, pero ya más estable.

  —Vamos, no seas tímida. Después de tantos siglos, un poco de compa?ía no te viene mal —rió Rho, ajustando un panel con un destornillador de plasma—. Aunque claro… me sigues ignorando cuando te hago preguntas personales. ?Eras así con tu primera tripulación?

  La Xyran no respondió.

  Mientras tanto, Lyra descendía por el módulo de transporte secundario hacia la base colonial en Arkanis III. El cielo seguía tan rojo como lo recordaba, cubierto por una delgada capa de polvo electromagnético.

  Habían pasado varios días desde que encontró la Xyran. Aunque en su interior se debatía sobre continuar con esa extra?a nave, sabía que tenía una responsabilidad: reportar su última misión… o lo que quedó de ella.

  [Centro de Control – Base de Arkanis III]

  —?Nombre y afiliación? —preguntó el operador con tono rutinario.

  —Lyra Kess. Contratista independiente de transporte clase III. Registro Zeta-9.

  Un pitido confirmó sus credenciales. En la pantalla apareció su historial. Sin rango. Sin afiliación. Exiliada.

  —?Qué quiere reportar?

  Lyra respiró hondo.

  —Accidente durante entrega de suministros. Tormenta electromagnética inesperada. Nave destruida. Carga perdida. Piloto único sobreviviente: yo.

  El operador ni siquiera alzó la vista. Tecleó, grabó, y selló el reporte con frialdad.

  —?Algo más que declarar?

  —Sí. Registro de una nueva nave —dijo Lyra, entregando un archivo comprimido con los escaneos de la Xyran—. Clase desconocida. Antigüedad… difícil de determinar. Propiedad actual: Lyra Kess.

  El operador la miró con escepticismo.

  —?Dónde la encontró?

  —En una cueva. En medio del desierto. Sobrevivió mejor que yo.

  Un largo silencio. Finalmente, un sello apareció en la pantalla: REGISTRADA – CLASE EXPERIMENTAL ANTIGUA – PROPIEDAD CONFIRMADA.

  Lyra salió de la sala sin decir más.

  [Más tarde – Hangar de la Xyran]

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  —?Y bien? —preguntó Rho al verla regresar—. ?Sigue siendo ilegal volar contigo o ya somos medio legales?

  —La nave está registrada —dijo Lyra, cruzándose de brazos—. Lo que no quiere decir que me sienta cómoda compartiéndola.

  Rho sonrió de oreja a oreja.

  —Vamos, admítelo. Te alivia tener a alguien más que hable con la nave.

  —Solo recuerda por qué estás aquí, Jin-Tao. No somos una tripulación. Esto no es una misión de rescate.

  —Lo sé —dijo él, bajando la mirada brevemente—. Pero si hay algo que pueda arreglar en esta nave… o en mí… prefiero hacerlo aquí, que seguir revolviendo basura espacial.

  Lyra no respondió. Observó los paneles que él había reparado, el núcleo que ya vibraba con más fuerza. La nave se estaba despertando. Y tal vez, en parte, ella también.

  La Xyran habló por primera vez desde que ella regresó:

  —Nuevo protocolo iniciado. Objetivo primario aún incompleto. Módulos restantes: 6. Preparando rastreo de se?ales perdidas…

  Lyra cerró los ojos un momento. Respiró profundo.

  —Parece que esto recién comienza.

  [Interior de la Xyran – Sala de control principal]

  El interior de la nave vibraba con una energía suave y constante. La iluminación ambiental era tenue, con líneas verdes que latían como un pulso. Lyra se sentó frente a la consola principal, dejando caer su mochila con un suspiro.

  —Bueno… veamos si al menos esta chatarra puede conectarse al sistema de encargos —dijo mientras sacaba su comunicador personal.

  Conectó el dispositivo a uno de los puertos de la consola. La interfaz de la Xyran parpadeó un momento antes de adaptarse al sistema humano moderno.

  —Dispositivo reconocido. Comunicación externa activada —dijo la voz de la nave, más fluida que en días anteriores.

  Lyra navegó entre las solicitudes. Nada ilegal, nada militar. Solo transporte, exploración, mantenimiento… contratos básicos. Sus dedos se detuvieron sobre uno que ofrecía una paga decente por llevar suministros a un puesto de terraformación en órbita de Icarion IV.

  —Perfecto. Lo justo para pagar reparaciones… y tal vez comida.

  Miró hacia uno de los compartimentos donde Rho dormía, roncando suavemente en una hamaca improvisada con cables y lonas.

  —No puedo creer que ahora tenga que alimentar a alguien más además de esta nave tragacombustible.

  —Corrección —interrumpió la Xyran—: el consumo de combustible es mínimo. Mi núcleo de energía está activo.

  Lyra frunció el ce?o.

  —?Qué núcleo?

  —Núcleo sintético de fusión autoalimentado. Alimenta todos los sistemas principales. No requiere recarga externa bajo condiciones normales.

  —?Quieres decir que… funcionas sin necesidad de combustible?

  —Confirmado. El consumo externo es opcional y se utiliza solo en maniobras extremas o por redundancia.

  Lyra se recostó en el asiento, mirando al techo de la cabina.

  —Fantástico. Lo único que no tengo que pagar es lo que más funciona. Irónico.

  Hubo un silencio, solo interrumpido por el suave zumbido de los sistemas. Entonces la Xyran habló de nuevo, con una leve modulación en la voz.

  —Tener una tripulación funcional incrementa mi eficiencia operativa. Registrar misión: aceptar encargo orbital en Icarion IV.

  —Registra lo que quieras —dijo Lyra, cruzándose de brazos—. Pero este no es un viaje de placer. Vamos por los créditos. Nada más.

  La nave no respondió. Pero algo en la atmósfera pareció cambiar. Como si, por un segundo, una conciencia más profunda estuviera escuchando. Silenciosa. Observando.

  Y esperando.

  Mientras preparaban la salida, las luces del panel de navegación parpadearon. Un código de trayectoria fue trazado, perfectamente sincronizado con una órbita reciente.

  Destino: Icarion IV.

  Misión: Entrega.

  Tripulación: 2.

  La Xyran encendió sus motores, suaves como el latido de un gigante dormido.

  Y con ello, comenzó su verdadero ascenso.

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