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Capítulo 9: lo Cotidiano

  El cielo de Arkanis III se desplegaba sobre la nave como un manto rojizo de polvo y viento. La Xyran descendió suavemente sobre la plataforma de atraque designada, emitiendo un leve zumbido que ya comenzaba a sonar familiar para la tripulación.

  —"Bien, Xyran. Mantenme actualizada si pasa algo raro," dijo Lyra al desconectarse del panel de navegación. Tomó su comunicador y una tableta con los datos del encargo. Icarion IV había sido un trabajo limpio, al menos en los papeles, y era hora de cobrar.

  —"No tardes demasiado, o me comeré tu parte de la ración especial," gritó Rho desde el pasillo mientras desarmaba una compuerta lateral.

  —"Intenta tocar mi comida y verás qué tan rápido aprendo a volarte la nave desde afuera," replicó Lyra sin mirar atrás.

  Tali observó desde una esquina del corredor, los brazos cruzados, siguiendo la dinámica entre ambos con ese mismo aire silencioso que la envolvía desde que abordó. A pesar de su actitud distante, no había dejado de notar cómo la nave —y su tripulación— parecían latir con una energía nueva desde la integración del último módulo.

  Con Lyra ausente, la nave estaba en manos de Rho… al menos técnicamente.

  —"Entonces," dijo Rho mientras se arrastraba debajo de una terminal abierta, con herramientas esparcidas a su alrededor, "?ya decidiste si vas a ser la espía silenciosa o la copiloto malhumorada? Podemos turnarnos, si quieres."

  Tali soltó un suspiro, apenas audible.

  —"Solo estoy observando."

  —"Eso lo hacen los satélites, ?sabes? Tú tienes piernas y un historial lleno de secretos. Podrías ser más interesante."

  Ella lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Rho, satisfecho con provocar aunque fuera una reacción mínima, volvió a centrarse en el panel.

  —"Aunque admito que es raro. No pensé que terminaría a bordo de una nave legendaria con una exiliada y una exespía. Me siento como la mascota del equipo."

  Tali se inclinó contra la pared, relajando ligeramente su postura.

  —"No eres la mascota, Rho. Solo… tienes más facilidad para hablar de lo que otros no se atreven."

  —"O para decir tonterías, como diría Lyra," rió él. "Pero si no me lo tomo con humor, me vuelvo loco. Créeme, ya lo intenté."

  Mientras tanto, Lyra entregaba los reportes de la misión en las oficinas coloniales de Arkanis III, revisando cada documento con la precisión de quien ha aprendido a sobrevivir sin errores.

  —"Entrega confirmada. Suministros recibidos en Icarion IV. Informe meteorológico registrado. Todo en orden, se?orita Kess."

  La oficial le entregó una tarjeta de crédito interplanetaria con los fondos correspondientes. No era una fortuna, pero bastaría por ahora.

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  —"Gracias. Y que tengan más suerte con el clima en la próxima terraformación."

  Al regresar a la nave, Lyra encontró a Rho medio cubierto de grasa y cables, hablando solo —aunque probablemente esperaba que Tali escuchara.

  —"?Ya cobramos? ?O seguimos en bancarrota moral y económica?"

  Lyra alzó la tarjeta de crédito con una ceja levantada.

  —"Cobramos. Y si limpias ese desastre antes de que despegue, te invito a la cena."

  —"?Cena? ?De verdad? ?O ese polvo sabor a proteína de siempre?"

  —"Depende. Si sigues hablando, será solo polvo."

  Tali caminó hacia la cabina sin decir una palabra. Pero al pasar junto a Rho, murmuró:

  —"No eres tan insoportable como pensaba."

  Rho se quedó congelado un momento… y luego sonrió como si le hubieran ofrecido un banquete.

  La Xyran zumbó levemente, como si compartiera la risa que nadie se atrevía a soltar del todo.

  Una vez en la nave, Lyra se dejó caer en el asiento del piloto, soltando un suspiro mientras conectaba su dispositivo de encargos al panel de control principal. El sistema se iluminó con un parpadeo familiar, reconociendo su firma de identificación.

  —"Vamos a poner esto al día..." murmuró.

  Navegó rápidamente entre los menús hasta encontrar la opción de configuración de tripulación. Tali y Rho aparecieron en pantalla como "usuarios no registrados". Con unos cuantos toques, Lyra los agregó oficialmente.

  —"Tali Venn. Rho Jin-Tao. Felicidades, ahora son... miembros reconocidos de esta nave técnicamente robada."

  —"??Eso significa que ahora sí somos una tripulación oficial?!" exclamó Rho desde el fondo, con dramatismo fingido. "?Genial! ?Dónde firmamos el contrato? ?Hay uniforme? ?Y plan dental?"

  —"Solo hay polvo, riesgos de muerte y comentarios sarcásticos," respondió Lyra sin levantar la mirada.

  —"Perfecto. Estoy sobrecalificado."

  Una serie de encargos apareció en la pantalla. Algunos de bajo riesgo, otros más lucrativos pero vagamente descritos. Antes de que Lyra pudiera profundizar en los detalles, la Xyran zumbó suavemente, y los hologramas de la interfaz cambiaron sin que tocara nada. Dos de las misiones se destacaron en color ámbar, resaltadas como prioridad.

  —"?Qué…? Yo no seleccioné eso."

  —"Yo tampoco," dijo Rho, acercándose curioso. "?La nave ahora elige trabajos por nosotros?"

  Los hologramas de la antigua tripulación —la última grabación mostrada con Aelya, Vex y Yara— parpadearon brevemente antes de apagarse por completo, como si la Xyran diera por cerrado ese capítulo.

  Lyra observó la consola en silencio. Por primera vez, sintió que la nave no solo reaccionaba... sino que pensaba. Elegía.

  —"No quiere quedarse en el pasado," murmuró. "Nos está marcando el siguiente paso."

  Tali, apoyada en la entrada del puente, cruzó los brazos.

  —"?Esto es normal?"

  —"Definitivamente no," dijo Lyra. Luego sonrió apenas. "Pero empieza a sentirse como un verdadero equipo."

  Rho se giró hacia la nave y levantó ambas manos.

  —"Solo aviso: si en uno de esos encargos hay que pelear con babosas gigantes radiactivas, quiero ración doble y una mejora en mi litera."

  La Xyran vibró levemente... ?una risa?

  Lyra alzó una ceja, mirando el nuevo rumbo en pantalla.

  —"Prepárense. Parece que nuestra nave acaba de tomar iniciativa."

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